La zona de confort es un estado mental en el que una persona se siente cómoda, segura y protegida. Es una zona de riesgo mínimo y baja ansiedad. En este estado, las personas no se sienten amenazadas ni desafiadas y no tienen que hacer ningún esfuerzo significativo para desarrollar su día a día.
La zona de confort es un lugar agradable para estar, pero a medio plazo es aburrido y limita el crecimiento personal y profesional. Cuando se permanece demasiado tiempo en esta zona se pierde motivación, interés y pasión y por supuesto la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas y desconocidas.
Beneficios de salir de tu zona de confort
Salir de la zona de confort puede ser incómodo y hasta aterrador al principio, pero será sin duda, una experiencia enriquecedora y transformadora. Aquí te presento algunos de los beneficios más comunes de salir de la zona de confort:
- Crecimiento personal: Cuando te enfrentas a situaciones nuevas y desafiantes, tienes la oportunidad de aprender más sobre ti mismo, tus habilidades y tus límites. Esto puede ayudarte a crecer personalmente y a aumentar tu autoconfianza.
- Aprendizaje: Al salir de la zona de confort, te expones a nuevas ideas, perspectivas y habilidades. Aprenderás más y te podrás desarrollar en áreas que antes no habías explorado.
- Creatividad: puedes fomentar tu creatividad y pensamiento crítico. Al enfrentarte a nuevos desafíos, debes buscar soluciones creativas y pensar fuera de lo común.
- Resiliencia: Aprender a enfrentar y superar los desafíos te hace más resistente y mejor equipado para enfrentar desafíos futuros.
- Mejorar tu autoestima.
Salir de la zona de confort para mejorar la autoestima
Para adquirir nuevas habilidades a menudo tenemos que salir de nuestra rutinaria y templada existencia, pero este esfuerzo te hará sentir realmente bien.
- Te sentirás con más poder. Aprender y desarrollar nuevas habilidades puede ser muy empoderador y mejorar tu autoestima. Por ejemplo, hablar en público. A los que no tenemos esa habilidad, poder dominarla supondría un empujón motivacional enorme.
- Te hará sentir imparable. Para ello elige metas realistas y alcanzables. Poner foco en ellas y lograrlas te puede hacer sentir imparable.
- Podrás afrontar y superar tus miedos. Y eso de nuevo elevará tu autoestima al infinito. Pero por supuesto siempre con pequeñas metas alcanzables.
- Acompaña todo esto de la practicar del autocuidado: Cuida de ti mismo, de lo que comes, de cómo te hablas, de la energía de la que te rodeas, de descansar lo suficiente, de hacer cosas con las que realmente disfrutes, en definitiva, cosas que te nutran y te hagan sentir bien.
Ejemplos de cómo salir de tu zona de confort
- No Postergar las tareas que más cuestan. A menudo se posterga esa llamada, esa tarea, esa gestión cotidiana que te supone un esfuerzo o pasar un trago no deseado. Y tu espíritu se va acomodando y apagando. Terminarás la jornada con esa tarea pendiente y con el sinsabor de no haberla solucionado. Dicen que los líderes lo primero que hacen por la mañana es aquello que no les apetece. Así que te animo a liderar tú tu vida: Comodidad 0 – Logros 1.
- Levántate de la silla cada hora para hacer unas sentadillas, unas zancadas. Eso te mantendrá activa. Y la sensación de haberte superado cada hora es muy gratificante. (Ahora me tocan las sentadillas, Hecho). Comodidad 0 – Logros 1.
- No evitar situaciones incómodas y que nos provocan tensión. Desde situaciones laborales, que se dejan correr para no crear discordia, hasta la relación con la comida o con la temperatura del agua de la ducha. Llamar a la puerta del despacho pertinente para expresar de manera correcta tu opinión, realizar ayunos, bajar unos grados la temperatura del agua son pasos que te sacarán de esa temida zona de confort que nos hacen personas acomodadas a los deseos de Netflix.
Tras postergar, evitar y llevar una vida sedentaria se esconden las coordenadas de tu zona de confort. Y tras la zona de confort está la rutina, el aburrimiento y una vida plana. Y un poco más allá la falta de autoestima. Estos pequeños gestos diarios harán que sigas evolucionando, que te sientas vivo, con motivación y sin duda te harán mucho más fuerte.
Dar el primer paso
El primer paso para cambiar, lo que sea que quieras cambiar, es ser CONSCIENTE.
Si no te paras a pensar en lo que haces, es muy difícil cambiarlo (por no decir
imposible).
Coge una libreta y ponte a escribir lo que haces actualmente, y que quieres cambiar.
¿En qué te quieres convertir?
De uno de los libros que nos inspira y mucho, «Hijos de la Adversidad» de Antonio Valenzuela, he querido sacar este párrafo:
“En mi experiencia, los cinco factores clave relacionados con la mentalidad que evitan que consigas lo que te propones son:
- Falta de un propósito de vida.
- Falta de una filosofía de vida.
- Falta de una identidad.
- Falta de hábitos saludables.
- Falta de un grupo que te apoye. ”
El detonante lo encuentro tras estos puntos. Pregúntate ¿Quién eres? y ¿en quién te quieres convertir?
A menudo el gatillo del cambio lo aprieta un problema de salud grave, pero llegar a este punto puede ser crítico e irreversible. Quiero pensar que también podemos encontrar en la lectura de libro como el citado, o artículos como el que estás leyendo ahora mismo, el revulsivo necesario para lanzarte a tu nuevo viaje.
Mantenerte en el camino
Y para seguir en el cambio, tus mejores aliados serán los resultados y satisfacciones que encuentras cada día en este cambio y la pertenencia a esta tribu con la que compartes tu camino.
Y una reflexión de Néstor Sánchez de Regenera: “Mi experiencia me dice que, cuando las personas integran el concepto de hormesis según el cual una vida demasiado cómoda genera un cuerpo demasiado débil, éstas inducen un cambio de perspectiva mental y pueden incorporar muchos hábitos en su vida, y no sólo sin sufrir por ello, sino con placer, tranquilidad y felicidad. Así́ que, ya sabes, prepárate para estresarte con alegría”