Al filo de terminar el 2022, este es el post con el que cerramos el año.
En otras ocasiones lo hemos dedicado a cómo comer durante las Navidades o a la buena costumbre de hacer ejercicio.
Hoy os quiero hablar de otro aspecto super importante y del que cada vez más nos alejamos. Sin embargo, la Navidad es un momento increíble para practicarlo. Me refiero a la conexión social. ¿Te suena el llamado “Efecto Roseto”?
Roseto, pueblo de emigrantes
Roseto es un pueblo de Pensilvania, en EEUU. Resulta que durante el siglo XIX el pueblo de Roseto, el de Italia, tuvo un gran movimiento migratorio. Muchos de sus habitantes se dispersaron por el mundo, pero un grupo grande se trasladó a Pensilvania y en honor a sus orígenes pusieron al pueblo el mismo nombre.
Uno de los médicos del pueblo detectó que sus habitantes no sufrían enfermedades cardíacas, algo bastante llamativo en ese momento, ya que era la principal causa de muerte por los años 50. Se empezó a investigar cuál podría ser el motivo de este fenómeno.
Fueron descartando temas. Observaron el tabaco, pero fumaban como el resto, tal vez podría ser la alimentación, pero no era más saludable, ni tampoco la actividad física. Después de tanto tiempo en EEUU, habían adquirido casi todos sus hábitos. También investigaron si pudieran ser los genes, pero vieron que otros inmigrantes de Roseto que estaban dispersos por el mundo habían igualado las tasas de enfermedades cardiovasculares. Pero entonces, ¿qué había diferente en ellos?
La comunidad
Después de mucho investigar, lo único que parecía mantener su salud y longevidad tan fuertes era su sentido de comunidad y conexión.
En las casas vivían tres generaciones, se veían todos los domingos en la parroquia del pueblo, se ayudaban unos a otros y tenían más de 20 organizaciones cívicas. A pesar de haber adquirido las costumbres de su nuevo país, no habían permitido que el individualismo se instaurase en sus vidas.
Y es que el contacto físico, darse la mano, un abrazo, una caricia, el sexo o intercambiar emociones…libera hormonas que nos hacen sentir bien y nos trae beneficios biológicos. Claro, ésto cuando es en tono positivo porque cuando es en negativo todo se ve afectado al contrario.
Imitar a los habitantes de Roseto
Llegan fechas para acercarnos a personas queridas que hace tiempo que no vemos, a juntarnos con familiares y amigos.
Reconozco que en más de una ocasión se me hace cuesta arriba “el barullo” o “el tener que celebrar porque toca”. Pero creo que si lo vemos desde otro punto de vista, no sólo podemos hacerlo más positivo para nuestra salud, sino también para nuestra mente y nuestra alma.
Puede ser un momento perfecto para ponerte al día de cómo se siente tu familia, de sentarte tal vez con aquella persona que hace más tiempo que no escuchas, o de dar amor a esa tía que siempre está enfadada y hacer que se sienta feliz. O interesarte con más autenticidad por el punto de vista de tu cuñado sobre no sé qué tema, o incluso saber si alguien necesita de tu ayuda y apoyo.
Puede ser el día perfecto para tener un momento de calidad con las personas que quieres. Y si eres de los que te cuesta la familia política, pon el foco en el amor que sientes por tu pareja o por tus hijos si es el caso.
Puede ser el momento perfecto para crear una atmósfera de cohesión y de amor, para acercarte y acercar a todos los que compartís ese espacio, para aceptar y perdonar, para ser agradecido y para honrar a los que han hecho posible que tú estés en esta vida. Al fin y al cabo, todos somos uno.
Y termino como la famosa canción de Violeta Parra dando gracias a la vida que me ha dado tanto.
Felices Fiestas
Sara Amores
Coach Ejecutiva por la UAH, Health Coach por IIN e Instructora MBMAC