La alimentación o las comidas, son algo consciente. Y la nutrición algo inconsciente.
Lo sabemos, no es sencillo estar todo el rato pensando en nutrientes: Hidratos de Carbono, proteínas y grasas. Y también micronutrientes; vitaminas y minerales y agua.
Pero tenemos que tener en cuenta esto en nuestro día ¿sabes que un español toma de media 662 kilos de comida al año? Casi dos kilos de comida al día. En 50 años habrás ingerido más de 33.000 kilos de comida ¿no es como para tener claro qué nos estamos metiendo en el cuerpo? ¿de qué manera lo estamos nutriendo? Lo más fácil es cuidar la clase de alimentos que compramos y preparamos en cada una de nuestras comidas, para así nutrirnos de una manera más consciente. Y por supuesto…¡sin olvidarnos de disfrutarlo!
Seguro que no se te ha escapado el término “comida real”, está por todas las redes sociales. Este término se refiere a la buena elección de alimentos, alimentos “de verdad”. Minimamente procesados. Lo más parecidos a cómo vienen del campo, sin adulterar. Cocinados como cocinaban nuestras abuelas y nuestras madres. Respetando su esencia y sus sabores. Cocinados de tal manera que nos hagan disfrutar de sabores originales pero que a la vez mantengan todas sus propiedades, tanto a nivel nutritivo, como gustativo.
Los alimentos ultraprocesados quedan fuera de esta lista. Estos alimentos serían por ejemplo bebidas azucaradas, bollería industrial, los platos precocinados del super, cereales refinados o salsas comerciales.
Cuanto menos de esto comamos, mejor lo estaremos haciendo y mejor nos encontraremos. Y, ¡sorpresa! Los ultraprocesados pueden convertirse en un círculo vicioso del que resulta fácil salir: cuanto menos los consumamos, menos ganas tendremos de comerlos y es aquí cuando estaremos en el buen camino para llevar una vida más sana y cuidar nuestro cuerpo de la manera que este se merece.
A medio camino entre la comida real y los ultraprocesados, existen los “buenos procesados”. Gracias a ellos ganamos comodidad en nuestras comidas del día a día. Estos alimentos son, por ejemplo, las verduras en conserva y congeladas, las legumbres en bote, el pan integral, el AOVE, las bebidas vegetales, y por supuesto los productos lácteos fermentados como el yogur natural o el kéfir.
El truco para distinguirlos en el supermercado es sencillo. Lo buenos procesados están envasados y en su etiqueta no hay más de 5 ingredientes. Si aparecen azúcar, harina o aceite vegetal refinado será en una cantidad inferior al 10% del total.
En cambio, los ultraprocesados son preparaciones industriales que contienen más de 5 ingredientes entre los que pueden constar azúcar, harina, aceite vegetal refinado, aditivos y sal en proporciones superiores al 10% sobre el total.
Y con esto esperamos haberte ayudado a tener más claro qué son los ultraprocesados a evitar, qué procesados son interesantes tomar y qué es la comida real que tan de moda está. ¡Nos vemos, Gooders!