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Si no le das buena energía a tu cuerpo…¿que quieres?

06/11/2023 - Sara Amores

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Tal vez hoy sea un día de esos que te has levantado pensando…oh no¡¡¡ hoy es lunes, llueve, hace frío, tengo que hacer esto o lo otro…si te sientes así te imagino sin mucha sonrisa, tu energía por los suelos…en fin, seguro que tú también te lo imaginas.

Pero igual esto no es así y te has levantado como dicen hoy los jóvenes “En plan 😊”…me voy a comer el día, la semana, tengo ganas de ver a mis compañeros, de hacer mil cosas. Tu cuerpo erguido, la sonrisa en la boca, …y tu energía por las nubes.

Que dos estados tan diferentes ¿verdad?

Pero hablemos de la situación general en cuanto a nuestra salud mental y por tanto nuestra energía. Por desgracia los datos nos arrojan que la salud mental empeora cada día. Te doy dos datos según el informe 2023 sobre la situación de la salud mental en España que presentó la Fundación Mutua Madrileña junto con la Confederación de salud mental de España, el 74,7% de la población española considera que la salud mental ha empeorado y además el 22,8% de la población española tiene experiencia propia en salud mental.

Sin duda hay factores que nosotros no podemos cambiar como la incertidumbre económica o de futuro, la competitividad que nos genera tanto estrés o los efectos tan devastadores como los de la pandemia. Aspectos que nos preocupan y afectan a nuestra salud mental.

Por eso me quiero enfocar en algo que sí podemos cambiar o está más de nuestra mano y es cómo estamos nutriendo a nuestro cuerpo.

 

La mala nutrición afecta a nuestras funciones cerebrales

Hoy sabemos a través de la ciencia que una dieta nutricionalmente desequilibrada puede estar asociada con mayores posibilidades de sufrir problemas de salud mental.

Nuestro cerebro necesita una gran cantidad de energía y la coge de los alimentos. Nutrientes como aminoácidos presentes en las proteínas, ácidos grasos, vitaminas y minerales actúan en la formación y mantenimiento de estructuras y en el desempeño de funciones, como la comunicación dentro de nuestras células y entre ellas.

También sabemos que los micronutrientes regulan la respuesta al estrés, el sistema inmunológico y oxidativo. Tener niveles insuficientes pueden afectar negativamente en las funciones cerebrales y, en consecuencia, las funciones cognitivas y la salud mental de los individuos.

Otro punto interesante que nos dicen los estudios es que cuando estamos en un estado negativo, cuando nos sentimos mal, nuestra probabilidad de alimentarnos mal y elegir malos alimentos se eleva. Por lo general solemos buscar alimentos hiperpalatables, altos en azúcares, sal y grasas trans.

Y así es cómo entramos en un círculo vicioso. Nos sentimos mal, comemos mal y nos hace sentir peor.

Por eso hoy quiero centrarme en conocer las diferentes energías que le podemos dar a nuestro cuerpo y a nuestro cerebro.

Y ya te adelanto que no es el azúcar y eso que en demasiadas ocasiones he escuchado lo de “nuestro cerebro necesita azúcar” y por eso me quedo tan tranquilo tomándome un dulcecito 😊😂.

Bueno, espero que hoy salgamos de aquí tomando decisiones más responsables y conscientes.

Entendiendo las diferentes fuentes de energía que utiliza nuestro cuerpo.

La glucosa

Es la más sonada como fuente de energía, de hecho, en muchos sitios la verás clasificada como la principal y esto tal vez nos equivoque ya que no significa que sea la de mayor calidad ni la única. Lo que sí podemos decir es que es la más accesible o “fácil” para nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Esta energía nos la dan alimentos como azúcares, almidones o fibras. Una vez descompuestos estos alimentos en glucosa, pasan a nuestro torrente sanguíneo para ser utilizado como fuente de energía.

En este punto es importante conocer que no es lo mismo el tipo de energía que nos da un hidrato refinado como el azúcar o la harina refinada o la energía que nos da un hidrato complejo con toda su fibra como el que encontramos en la fruta, la verdura, legumbres o cereales.

El hidrato refinado nos provocará picos de glucosa en sangre y descensos bruscos que nos suelen llevar a una sensación de fatiga. Sin embargo, los hidratos complejos nos proporcionan, además de los micronutrientes necesarios para muchas funciones de nuestro cuerpo como veíamos antes, una energía sostenible a lo largo del tiempo.

 

Volvamos un momento al concepto de antes de que es la más accesible ¿qué significa esto? Que nuestro cuerpo la prioriza ante otras energías ya que para él es mucho más fácil convertirla en energía que otras.

¿Esto es bueno o malo? No es malo, ni mucho menos. Desde la antigüedad nuestro cuerpo contaba con diferentes formas de obtener energía para sobrevivir y éramos capaces de utilizarlas en distintas situaciones. Es lo que se conoce como flexibilidad metabólica.

Uno de los problemas que tenemos hoy en día es que hay tanta presencia de hidratos de carbono y muchos en su formato refinado, te recuerdo que es el más fácil para nuestro cuerpo, que nos hemos olvidado de cómo obtener energía de otras fuentes como las grasas.

 

Las grasas

Otra fuente de energía son las grasas en forma de ácidos grasos que almacenamos en nuestras células grasas como fuente de reserva. Una vez que hemos gastado la energía “inmediata” tiramos de “reservas”. Este mecanismo está diseñado para nuestra supervivencia en periodos de escasez. La grasa es una parte importante de nuestra salud eso sí, tiene que estar en su justa medida, ya que un exceso de almacenamiento de grasa y sobre todo la grasa acumulada alrededor de nuestras vísceras, sólo nos va a traer complicaciones con nuestra salud.

Las proteínas

Las proteínas están como un “sistema de redundancia” para darnos energía cuando la glucosa y las grasas no están disponibles. No es lo más habitual pero ahí lo tenemos por si acaso.

 

El lactato

Si eres deportista seguramente te sonará porque es una fuente de energía anaeróbica. Es decir, se produce cuando estamos haciendo un ejercicio intenso y nuestro cuerpo ya no responde con la energía que le da el sistema cardiovascular o la respiración. Es en ese momento donde el lactato nos da ese “chute” extra que necesitamos. Igual piensas que el lactato sólo se produce en estos momentos de ejercicio intenso, sin embargo, el lactato es algo que produce nuestro cuerpo de manera continua, sí, también se produce en presencia de oxígeno y también en otras circunstancias como el estrés o la hipoxia. Es uno de los metabolitos, es decir, las moléculas que se forma como resultado de las reacciones químicas y procesos metabólicos que ocurren en un organismo, importantes que generamos. A nivel energético, el lactato es el combustible preferido de distintas células como el cerebro, el músculo y el corazón, incluso por encima de la propia glucosa.

Cuerpos cetónicos

Nuestro cuerpo está tan bien preparado para la supervivencia que tiene este mecanismo para cuando nuestros niveles de glucosa son bajos. De hecho, en la antigüedad la disponibilidad de glucosa estaba bastante lejos de ser la situación actual. Y como nuestro cuerpo y nuestro cerebro necesita energía (y no azúcar y aquí os recuerdo lo del dulce), nuestro hígado es capaz de producir cuerpos cetónicos a partir de las grasas y estos cuerpos cetónicos pueden ser utilizados por el cerebro y otras células como fuente de energía.

Mucho se ha comentado “la cetosis” como algo peligroso, pero realmente la cetosis es un estado natural. Los recién nacidos tienen una forma de cetosis transitoria que se llama «cetosis fisiológica del recién nacido» y ya de adultos podemos provocar este estado bien con ayunos o bien con alimentación baja en carbohidratos.  Sí hay que tener cuidado en personas que tienen diabetes, embarazadas, personas con problemas con el alcohol, enfermedades de hígado o riñón o si tienes deficiencias nutricionales. Pero en personas saludables y siempre y cuando mantengamos una nutrición adecuada, no debería ser un problema.

La energía que proveemos a nuestro cerebro cuando estamos en un estado cetogénico es de alta calidad. También es de más calidad que la de la glucosa.

Nos faltaría una última fuente que es el alcohol ya que nuestro hígado lo metaboliza en forma de glucosa y lo puede utilizar como fuente de energía, pero claramente a un alto precio…tu salud.

Todas estas fuentes nos van a llevar a generar ATP o Adenosina trifosfato, nuestra «moneda de energía» universal para nuestras células.

Ahora toca reflexionar, meter nuestra consciencia, nuestra responsabilidad con nuestra salud y decidir.

Y aquí es donde está lo importante y me explico.

Hoy en día vivimos en una sociedad con muchos factores que nos están afectando y siendo determinantes para una buena salud entro otros:

La Opulencia

Comemos mucho más de lo que necesitamos. Pero mucho mucho más y muchas veces al día.

La alimentación

El tipo de comida con hidratos de carbono refinados demasiado presentes. Azúcares conscientes e inconscientes que están en la mayoría de los productos ultraprocesados, harinas refinadas como en pastas, panes que nos los hacen cada vez más gourmet y riquísimos, no lo vamos a negar, pero que no dejan de ser refinados en la mayoría de las ocasiones. O grasas trans que no hace falta más que coger cualquier producto del super y leer su etiqueta.

El sedentarismo

Muchos de nosotros tenemos trabajos sedentarios de 8 o más horas y nos movemos en coche o trasporte público sin suficiente actividad y ejercicio físico.

El estrés

No paramos a pensar, a priorizar, la vida y el tiempo nos arrastra en muchas ocasiones.

Bajo mi opinión, creo que el tema está bastante claro. Si damos alimentos de calidad a nuestro cuerpo, realizamos ejercicio de intensidad, ejercitamos nuestra respiración y hacemos que nuestro cuerpo sea capaz de tomar energía de los hidratos de carbono complejos o de las grasas con una buena flexibilidad metabólica, la energía que le estaremos dando a nuestro cerebro y a nuestro cuerpo, será energía de calidad.

Nuestra microbiota intestinal estará en buen estado y su relación con nuestro cerebro será de mejor calidad y todo esto redundará en que nos sentiremos con mucha más energía, más motivados y más equilibrados.

Y esto señores, nos pone en una mejor predisposición de tener esa fuerza necesaria para vencer ciertos obstáculos que podemos tener en el día a día o tal vez a tener esa visión de ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío.

¿Fácil? Sin duda no, sería simplificar demasiado un sistema complejo. Soy consciente que es todo un reto y a veces empezar cuando estamos en el círculo vicioso negativo, complicado.

Pero hoy, después de tener toda esta información quiero animarte a que te puedas proponer dar un pequeño paso, ya sabes filosofía Kaizen, ir poco a poco para llegar a un gran objetivo. No tengas prisa. Cualquier paso que des es bienvenido y celebrado.

Plantéate algo pequeño, un cambio que no te suponga un escalón insalvable. Que sientas y sepas que será fácil hacerlo y mantenerlo.

¿Te propongo ideas?

  • Caminar 10 minutos todos los días al mejor ritmo que puedas, después de tu comida.
  • Cambiar las harinas refinadas por harinas integrales (pan integral, pasta integral, arroz integral) o incluir quinoa y sin duda las legumbres.
  • Incorporar verdura en cada comida.
  • 3 minutos al día para hacer respiraciones profundas en algún momento que sea secuencial. Por ejemplo, al levantarte, antes de comer o tal vez al terminar tu trabajo.
  • O una última idea, no incorporar azúcar en tu día a día y si ahora lo haces ir quitándola poco a poco.

Te animo a que elijas una.

¿Es el punto final?

No, seguro y espero que sea el principio, pero te hará dar ese primer paso tan importante, sentir que has empezado un cambio y notar cómo tu energía va subiendo.

Si te animas a realizar algún cambio de estos 5 que te he propuesto u otro que pienses que es mejor, me encantaría conocerlo. Escríbeme y cuéntamelo a sara@gooder.es y te daré, si así lo deseas, alguna pauta que te facilite este paso.

Sara Amores - Autor
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Sara Amores

Coach Ejecutiva por la UAH, Health Coach por IIN e Instructora MBMAC

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