Parece que el concepto de contribuir al bienestar de nuestra comunidad se ha visto eclipsado por las aspiraciones individualistas. Estamos tan centrados en nuestro propio éxito y bienestar que a menudo olvidamos la importancia de devolver y ejercer un impacto positivo en la sociedad. Este artículo explora el significado de la contribución y su impacto en el bienestar físico y psicológico. Profundiza en la evolución del sentido de la contribución a lo largo del tiempo y examina distintos aspectos de la contribución que debemos tener en cuenta para mejorar.
Qué significa contribuir y cuál es su impacto en la sociedad
En un concepto amplio contribución engloba la idea de que cada individuo tiene la capacidad y la responsabilidad de contribuir positivamente al bienestar de la comunidad en la que vive.
Hablamos pues de una participación activa que implica ofrecer uno mismo sus habilidades, conocimientos, recursos o tiempo para el bien común.
Cuando contribuimos se genera un efecto multiplicador en el sentido de que propaga positividad, inspira a otros y fomenta un sentimiento de unidad y cooperación.
Tal vez hayas tenido en algún momento de tu vida este sentimiento. Es algo difícil de explicar. Cuando contribuimos nos sentimos valorados, capacitados, pero más allá de esto estamos desempeñando un papel vital dentro de lo que conocemos como tejido y progreso social y evolución.
Qué tiene que ver la contribución con la salud
Participar en actos de contribución no sólo beneficia a los demás, sino que también tiene efectos positivos significativos en nuestro propio bienestar tanto físico como mental. Veamos lo más destacado.
- Físicamente puede conducir a una disminución de los niveles de estrés y a una mejora de la salud en general. Se ha demostrado que las personas que participan regularmente en actos de contribución tienen una tensión arterial más baja, un menor riesgo de enfermedad cardíaca y un sistema inmunitario más fuerte. Además, el acto de contribuir libera endorfinas en el cerebro, lo que provoca sentimientos de felicidad y realización.
- Cuando contribuimos a los demás, experimentamos una sensación de propósito y significado en nuestras vidas lo que sabemos que nos hace tener una mayor autoestima y por tanto nos sentimos mejor.
- Además, este tipo de actos hace que tengamos un menor sentimiento de soledad ya que generan sensación de conexión y pertenencia con los demás.
- También aumentará nuestra sensación de gratitud y aprecio por lo que tenemos en nuestra propia vida.
Un concepto que ha evolucionado
En el pasado, la contribución a menudo se consideraba un deber u obligación, y se esperaba que las personas cumplieran sus funciones y responsabilidades dentro de sus comunidades.
Por ejemplo, para los estoicos, la contribución se relacionaba directamente con vivir una vida virtuosa y cumplir con los deberes cívicos.
En la actualidad ciertas culturas como la japonesa, sigue valorando ese sentimiento de contribución en su parte más local. ¿Conoces la palabra japones ‘moai’? significa “reunión para un propósito común” y se refiere a un grupo de aproximadamente 5 amigos que se apoyan en todos los aspectos de la vida.
Pero este concepto de contribución ha ido cambiando influido por diversos factores, como el avance de la tecnología, la globalización y la evolución de las normas culturales.
La tecnología ha desempeñado un papel importante en la configuración de la forma en que se percibe y practica la contribución. Con la aparición de las redes sociales y las plataformas en línea, las personas pueden ahora llegar y conectar con una audiencia mundial, permitiendo que sus contribuciones tengan un impacto de gran alcance. Tenemos nuevas formas de contribuir como el activismo en línea, el crowdfunding para causas sociales y el intercambio de conocimientos y recursos a través de plataformas digitales. Ahora es mucho más fácil encontrar comunidades con intereses afines sin embargo es un concepto que ha ido mutando hacia una elección personal en lugar de una expectativa social.
¿Contribuyes de manera positiva?
Una forma de tomar conciencia es evaluar periódicamente nuestras acciones y su impacto en los demás. Si nos tomamos el tiempo necesario para analizar los resultados de nuestro comportamiento, podremos determinar si estamos contribuyendo realmente de forma positiva o si hay margen de mejora.
Te animo a que cada mes escribas en un cuaderno dos reflexiones.
- Persona por la que hiciste algo bueno y cuál era tu motivación real
- Persona que hizo algo bueno por ti.
Esta autorreflexión nos permite dos puntos:
- Comprender nuestras intenciones, ayudarnos a determinar si nuestra contribución es auténtica y significativa. Es crucial alinear nuestras acciones con nuestros valores y asegurarnos de que contribuimos por las razones correctas.
- Ser más conscientes de nuestras acciones y sus consecuencias, pero también cómo está tu entorno con respecto a la contribución.
Este autoconocimiento nos permite tomar mejores decisiones o acción en el futuro.
¿Cómo es tu estilo de contribución?
Me gustaría en este punto hacer una reflexión al respecto.
Antes o en sociedades que siguen siendo tradicionales, la contribución se centraba en la familia, en tu vecindario o en tu comunidad. Seguramente nadie pasaba por alto, que su vecina necesitaba ayuda porque estaba enferma y tu vecina se sentía con esa seguridad de saber que si lo necesitaba tenía ayuda. O tu hijo menor podía ir a jugar a la calle porque sabías que siempre había algún conocido que se “responsabilizaba” si veía algo que hacías mal.
Sin embargo, como hemos ido viendo en esta evolución, nos hemos ido convirtiendo en una sociedad individualista, donde nos hemos “desenraizado” y convertido en un mundo sí, más conectado, pero a nivel global.
Es decir, nos hemos olvidado y alejado de esa contribución más local, de comunidad, alejándonos de nuestros vecinos y desplazando ese sentido de contribución a una perspectiva más global y guiada por sentimientos o gustos más personales en lugar de ese sentimiento de “deber” que teníamos antes.
Ahora te toca responder a ti ¿Cómo es tu estilo de contribución? ¿De grades causas globales o más del terreno?
En España solemos demostrar que damos el do de pecho cuando hay una catástrofe. Pero tal vez esto vaya más del granito que pongamos día a día, en un contexto de normalidad y vida cotidiana. Va de estar presentes, preocuparnos y ocuparnos de nuestro círculo cercano. Y seguramente también vaya de tener un equilibrio entre lo acción local y cercana y lo acción más global.
Podemos imaginar nuestra contribución como círculos concéntricos, donde cuidar de nuestra familia y vecinos forma la base sólida, y a partir de ahí, extendemos nuestra influencia a niveles más amplios.
Cómo podemos favorecer esa base sólida
Veamos algunas ideas que pueden promover la colaboración y contribución. Puede que ya haya algunas iniciativas en tu barrio te pongo aquí distintos formatos colaborativos.
Conexión comunitaria: Creando grupos o clubes locales que favorezcan la conexión.
Incentivar el voluntariado puedes colaborar con organizaciones locales por ejemplo en tu barrio.
Proyectos colaborativos que aborden e intenten resolver problemas específicos de tu comunidad.
Programas de desarrollo local. Apoya iniciativas locales que impulsen el crecimiento sostenible de la comunidad.
Cuidado de los demás: Organiza actividades de apoyo, como visitas a personas mayores o colaboración en proyectos de asistencia social.
Reflexión final
Me pasa un poco como en la salud, nunca antes hubo tanto acceso a la información de vida saludable y sin embargo estamos pasando una auténtica pandemia en cuanto a enfermedades crónicas no contagiosas.
¿No tienes una sensación parecida con la contribución? Tenemos grandes causas conocidas en todo el mundo, las empresas lo tienen incluido en su parte de sostenibilidad, hablamos de ODS, tenemos información sobre grandes esfuerzos que hacemos cuando hay una catástrofe, somos más inclusivos que nunca…y entiéndeme que todo eso es genial pero no nos puede dar la sensación de haber “cumplido” y por tanto de no sentir esa necesidad de ayudar en lo local o incluso que tanta información nos desborde y diluya el esfuerzo.
Yo no puedo tirar la primera piedra porque siento que puedo hacer mucho más en esto de contribuir. Me da pavor ver cómo una gran mayoría de jóvenes ni se plantean el concepto de contribución y de nuevo nos toca a los padres acompañar en este concepto y ya sabéis cuál es la mejor manera de educar ¿verdad? Pues eso, con el ejemplo.
Y una vez pongamos en marcha ese primer paso, por supuesto reconocer que la contribución de cada persona, por pequeña que sea, puede marcar la diferencia para crear una sociedad más justa y equitativa.

Sara Amores
Coach Ejecutiva por la UAH, Health Coach por IIN e Instructora MBMAC