Damos por hecho que están bien, fuertes, adecuadamente ensamblados y que sustentarán nuestro hogar toda la vida.
Lo mismo debería ocurrirnos con el agua. La hidratación correcta es la base de todas las funciones dentro de nuestro cuerpo. Si falla, o es deficitaria, las funciones también lo serán.
Nuestro cuerpo se compone entre el 60 y el 75% de agua. ¿Sabías que sólo podemos estar sin agua entre 3 y 5 días? Mucho menos tiempo que sin comida.
Te damos algunas claves para que puedas saber qué es una buena hidratación.
El agua se considera un nutriente esencial e interviene en todos los procesos fisiológicos; digestión, absorción y eliminación de desechos, y también para la estructura y función del aparato circulatorio. Es un nutriente tan importante que el estar mal hidratado puede tener muchas consecuencias:
- Empeora la memoria a corto plazo, la atención, fatiga, facultades aritméticas, rapidez psicomotriz, rapidez de decisiones perceptivas,).
- Empeora el proceso digestivo
- Aumentar la probabilidad de tener infecciones y reacciones alérgicas
- Provocar dolor de espalda, cabeza y articulaciones
Además, está muy vinculado a la aparición de antojos en alimentación. La falta de hidratación nos hace querer comer comida con muuuchooo sabor y ¿sabes cuál suele ser? Efectivamente, comida basura. Te proponemos una prueba, la próxima vez que te levantes de la siesta con ganas de dulce, prueba a beber un vaso de agua antes de comer algo dulce y espera un rato.
¿Qué tendríamos que beber?
El término hidratación proviene del vocablo griego hydros, que significa ‘agua’; por lo tanto, podemos entender que nos tendríamos que hidratar con eso,…con agua. El agua actúa como medio de transporte de nutrientes y todas las sustancias corporales, y tiene acción directa en el mantenimiento de la temperatura corporal.
Comenzamos con una premisa clave y es que el cuerpo humano no almacena el agua. Por eso la cantidad que perdemos tenemos que restituirla y así mantener nuestro balance hídrico.
Tres son las vías por las que nuestro cuerpo pierde agua:
- La Orina y las heces: suele ser la vía principal y el medio por el que nuestro cuerpo se limpia. Por esta vía deberíamos perder aproximadamente 1,5 litros.
- Sudor: Regula nuestra temperatura corporal por lo que la eliminación de líquido es muy variable. Tomemos como referencia una situación en condiciones normales en la que nuestro cuerpo eliminará 1,5 litros.
- Respiración: Igual que el sudor es variable en función de la temperatura y la humedad del aire pero en condiciones normales podemos tomar como referencia unos 350 ml.
De esta manera podemos aproximarnos a algo más de 3 litros de pérdida diaria.
Pero como podéis ver todo dependerá de cada persona, la edad, qué cantidad de agua adquiera, la sudoración, la temperatura, la función renal e incluso si estás tomando medicamentos o no… por lo tanto lo más importante es que escuches tu cuerpo.
Para cualquier persona sana, la sed es una guía adecuada para beber, excepto para los bebés, los deportistas y la mayoría de las personas mayores o con enfermedades. La sed aparece con una pérdida de agua de tan solo el 2% del peso corporal
Bien, entonces ¿cómo podemos reponer esta pérdida de líquido?
Aproximadamente el 80% de la ingesta de agua viene a través de las bebidas (agua y otras bebidas como infusiones, leche, etc.…) y el 20% de los alimentos (principalmente en frutas y hortalizas).
Aunque el agua es la bebida por excelencia y representa la forma ideal de hidratarnos, hemos de ser conscientes que, desde el principio de los tiempos, hemos buscado otras fuentes de líquidos con capacidad de hidratación.
Líquidos con diferentes sabores o con capacidad estimulante o simplemente que sean agradables al paladar como leche, zumos, café, infusiones, sopas, bebidas alcohólicas, energéticas, refrescos, etc.
Por este motivo, han proliferado múltiples bebidas con diferentes características y que además de saciar en el momento nuestra sed, en ocasiones sacian otras necesidades.
La oferta actual es tan amplia que está claro que se requieren recomendaciones específicas para conocer, de cada una de ellas, su capacidad de hidratación, aporte energético o de otros nutrientes y otros efectos sobre el organismo.
Pero hay una manera razonable de hidratarnos y la podéis ver en esta pirámide de hidratación que ha elaborado SENC y que como veréis la base es el agua y después las aguas con mayor contenido salino, cafés, infusiones sin azúcares y tés.
El resto debe representar una pequeña porción de nuestra hidratación.
Queremos hacer especial mención al incremento de la hidratación a través de refrescos que compramos en bares y supermercados (Colas, zumos, bebidas energizantes, etc). Hay que tener muy presente que muchas de estas bebidas:
- Son bebidas ultraprocesadas por lo que no es algo natural para nuestro cuerpo.
- Contienen o bien un elevado contenido de azúcares o endulzantes.
- No poseen un poder saciante ni en la hidratación ni en el hambre aunque pueda parecer que si lo tienen a corto plazo.
Sabemos que gran parte de la culpa de la epidemia de obesidad actual, tanto en adultos como en niños, recae en el consumo de ciertas bebidas con alto aporte energético y que en muchos casos llega a sustituir al agua como elemento de hidratación. Además, muchos estudios demuestras que tanto bebidas azucaradas como las edulcoradas, son perjudiciales para nuestra salud (aumento riesgo de cáncer, riesgo cardiovascular, obesidad, diabetes tipo 2).
Aunque sea una obviedad, no podemos dejar de recordar que el fin del agua, y de la mayoría de las bebidas, es ser utilizadas para satisfacer los requerimientos hídricos de las personas.
Por cierto, una duda que solemos tener es si debemos o no beber agua en las comidas. Hay muchas opiniones al respecto. Nuestro consejo es que si tienes gana de beber mientras comes, bebas agua. Eso sí, que sea sin excesos y que esté a temperatura ambiente.
Take away Gooder
- Hay que reponer diariamente el agua para un correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.
- No hay una recomendación exacta de cuánta agua tenemos que beber al día ya que depende de muchos factores.
- La sed es una buena alerta pero para eso tenemos que estar alertas y escuchar nuestro cuerpo.
- El agua, saborizada o no, tiene que ser nuestra principal fuente de hidratación.
- En ningún caso deberá formar parte de nuestra pauta habitual el consumo de refrescos, azucarados o light, ni bebidas alcohólicas.